CEPAL y OIT proponen la creación de Ingreso Básico de Emergencia para combatir los efectos del COVID-19 en América Latina
Según Bárcena y Pinheiro, los países de la región se encuentran ante un sombrío panorama económico y laboral.
Este jueves pasado, mediante una videoconferencia que abordó la situación laboral durante la pandemia, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), insistió en la necesidad de crear un Ingreso Básico de Emergencia (IBE) que permita palear los efectos de la crisis para la región.
La videoconferencia se llevó a cabo frente a la perspectiva de que durante este año se produzca la peor contracción económica en la región desde 1930, con una caída del 5,3% del Producto Interior Bruto, y un importante incremento en la tasa de desempleo, entre otros impactos económicos negativos.
Este ingreso básico de emergencia serviría durante seis meses para pagar las necesidades básicas y sostener el consumo de los hogares.
La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, y el director regional de la oficina para América Latina y el Caribe de la Organización Internacional del Trabajo, Vinícius Pinheiro, dibujaron un sombrío panorama regional.
Efectos negativos de la pandemia en el mercado laboral
Bárcena indicó que en el trabajo formal se produjo una reducción de horas trabajadas, la caída de salarios y despidos, mientras que el informal se vio afectado por la disminución del empleo por el distanciamiento, la prohibición de circulación y por un menor acceso a compensaciones de ingreso.
El informe conjunto de la Comisión y la Organización Internacional del Trabajo destaca que el 42,4% del empleo está en sectores muy afectados por las medidas de distanciamiento físico, provocando riesgos muy altos en áreas como el comercio, los restaurantes y las industrias, el alojamiento y las actividades inmobiliarias.
Aumento del desempleo
Tras señalar que se prevé una reducción del 10,3% de las horas de trabajo en el segundo trimestre del año, Bárcena explicó que se espera un aumento en la tasa de desocupación del 11,5% tras crecer un 3,4% estos últimos meses.
«Y esto significa que tendremos 37,7 millones de desocupados. Es decir, que tendremos casi 12 millones de desempleados adicionales a 2019. Muy preocupante y, como les digo, cifras que creemos incluso son optimistas para lo que se espera que suceda».
Aumento de la pobreza
La caída del PIB y el aumento del desempleo generan un impacto muy fuerte en la pobreza y en la pobreza extrema, apuntó Bárcena, quien indicó que aumentará en 30 millones el número de pobres pasando de 186 millones a casi 215, el 34,7% de la población latinoamericana, y de 63 millones a 83 millones, el número de personas afectadas por la pobreza extrema.
Ingreso Básico de Emergencia (IBE)
«Le hemos llamado Ingreso Básico de Emergencia equivalente a una línea de pobreza. Una línea de pobreza que equivale aproximadamente a 143 dólares del 2010. Y que esto se ponga en marcha durante seis meses para satisfacer las necesidades básicas y sostener el consumo de los hogares que es donde va a estar el gran impacto de la pandemia», afirmó.
Bárcena calculó que el gasto adicional por parte de los Gobiernos del 2,1% del PIB con un objetivo estratégico a largo plazo de implementar un ingreso básico universal mediante mecanismos innovadores de financiamiento.
Priorizar la seguridad y la salud en el trabajo
El director regional de la oficina para América Latina y el Caribe de la Organización Internacional del Trabajo, Vinícius Pinheiro, calificó el escenario regional de «aterrador» y que requiere de respuestas muy ambiciosas por parte de los gobiernos mediante políticas innovadoras que contribuyan a mantener el tejido productivo y el social.
Según Pinheiro, el elemento clave para la reactivación de la economía es priorizar la seguridad y la salud en el trabajo por sectores y de forma gradual mediante una negociación entre trabajadores, empresarios y Gobiernos ya que es «una responsabilidad colectiva».
Recuperación lenta y nuevo panorama regional
Bárcena indicó que la propuesta es muy reciente y que cree que se está «explorando seriamente»
«Hay muchos países que han instrumentado ingresos de emergencia, pero lo han hecho por un mes, o más bien incluso el primer mes con más recursos, el segundo con menos, etc», explicó. Añadió que la recuperación va a ser muy lenta «por miles de razones», como la falta de una vacuna que nos hará coexistir con el virus por largo tiempo y que provocará cambios profundos en los modelos de trabajo, de organización social, entre otros.
«No va a haber una vuelta a la normalidad como la conocíamos antes, en realidad lo que creemos es que debemos tomar el control, todas las sociedades, para crear un futuro distinto. Seguramente la robotización, la automatización, la digitalización va a ser una realidad y por lo tanto deberíamos ver en cómo invertir mejor para que la banda ancha sea un bien público global».
Por último, y ante este dilatado tiempo de recuperación destacó la importancia de que se capacite a los trabajadores.