La guerra en Ucrania y la crisis humanitaria: cómo responden la UE y Rumania
Por: Camelia Ion Radu
Embajadora de Rumania en el Perú
Han pasado ocho semanas desde que Rusia invadió un país vecino, democrático y soberano: Ucrania. Esta agresión militar ilegal ha desencadenado la mayor crisis humanitaria en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, con miles de civiles asesinados, 4,5 millones de refugiados, masacres espantosas y ciudades en estado de catástrofe humanitaria, como Mariupol; además de una crisis económica que se siente con mucha fuerza en la UE y que se extiende a nivel mundial.
Ucrania está dando una lección de valentía al mundo entero con su lucha tenaz para mantener su independencia y la libertad de decidir su futuro sin dejarse intimidar por una gran potencia militar y nuclear, acostumbrada a obtener por la fuerza lo que quiere. En este marco, todos los Estados miembros de la UE han mostrado su apoyo al gobierno y pueblo ucranianos, tomando medidas sin precedente. Así, han adoptado el paquete más duro de sanciones económicas de la historia de la UE contra Rusia y le han ofrecido la posibilidad de una integración acelerada en la UE. También han proporcionado a Ucrania una primera asistencia humanitaria por mas de 1500 millones de euros y trabajan en la búsqueda de soluciones para reducir lo antes posible la dependencia de la UE del gas ruso, en dos tercios durante 2022 y eliminarla en los próximos años. A parte del esfuerzo colectivo, cada estado miembro ofrece su ayuda en plan bilateral a Ucrania.
El gobierno de Bucarest proporciona un fuerte apoyo político y económico al país vecino, siendo Rumania un importante centro logístico de ayuda humanitaria de la UE. A nuestro país han entrado hasta el presente más de 800 000 refugiados, especialmente mujeres, niños y ancianos. Todos son acogidos y reciben asistencia de primera necesidad, tanto en centros públicos como en casas particulares, por parte de rumanos que les abren sus puertas desde el primer instante.
Rumania es uno de los 43 Estados (entre cuales Chile, Colombia y Costa Rica) que ha solicitado a la Corte Penal Internacional abrir una investigacion por crimenes de guerra cometidos por el ejército ruso en Ucrania. Apoya también al país más vulnerable frente a la ola de refugiados, la República de Moldavia, con un fondo de 100 millones de euros para ayuda humanitaria. El ministro de asuntos exteriores, Bogdan Aurescu, presidió recientemente, junto con sus homólogos de Alemania y Francia, la Conferencia de Lanzamiento de la Plataforma de Apoyo de Moldavia, que ofrecerá una ayuda adicional.
La situación de seguridad sigue siendo muy volátil y hay varios escenarios posibles para la evolución de la guerra. Actualmente, existe una concentración del ejército ruso en la región de Donbas, que interesa a Rusia porque crea un vínculo directo con la península de Crimea, anexada ilegalmente en 2014, restringiendo así el acceso de Ucrania al mar de Azov.
Es difícil predecir las intenciones de Rusia. No obstante, es posible que la guerra se extienda hacia Odessa con el propósito de bloquear el acceso de Ucrania al mar Negro. Lo que podemos afirmar con certeza, es que la UE actuará para restaurar la paz en Ucrania y frenar a Rusia, el único Estado que ha optado por esta guerra. No ha habido ni hay desafíos de parte de la UE ni de la OTAN, como afirma la administración del Kremlin.
La invasión de Ucrania marca un punto de inflexión en la historia de la humanidad porque el orden mundial no volverá a ser el mismo. Depende de las reacciones de todos ante la tragedia de Ucrania. ¿Volveremos al pasado, a un orden basado en la fuerza, en el que nadie estará a salvo? ¿O miraremos al futuro, a un mundo en el que todos respetemos verdaderamente las normas y principios del derecho internacional?
La historia muestra las evidencias del patrón de pensamiento y acción política de Rusia. Después de cuatro siglos de guerras entre el Imperio ruso y el Imperio turco por gobernar el mar Negro, las ambiciones de los rusos por controlar esta zona se manifiestan nuevamente. Pero lo que está en juego hoy es un control geopolítico mucho más amplio, con la restauración de esferas de influencia según un modelo que cualquier Estado democrático considera anacrónico y en contra de los valores y principios actuales.
En el siglo XX, Rumania y otros países de Europa Central y del Este sufrieron pérdidas territoriales y cambios drásticos en su destino histórico como resultado de las acciones rusas. En el fatídico 1939, luego de que la URSS y Alemania firmaran el Pacto Ribbentrop-Molotov, con un Protocolo secreto que dividía parte de Europa, la URSS invadió Finlandia, partes de Polonia y Rumania, tomando territorios de cada uno, y se anexó Estonia, Lituania y Letonia. Por lo tanto, en 1941, en las masacres de Fântâna Albă y Lunca, territorios ocupados por la URSS (hoy en Ucrania), más de 3000 mujeres, niños y ancianos rumanos fueron asesinados por las tropas soviéticas cuando intentaban huir a Rumania y luego enterrados en fosas comunes. Y la masacre de Katyn tuvo un saldo de más de 20 000 soldados y civiles polacos asesinados por el ejército soviético.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la URSS instaló por la fuerza regímenes comunistas en los países de su esfera de influencia, incluida Rumania, sistemas represivos y criminales que dejaron millones de víctimas. Cualquier intento de cambiar el régimen comunista fue detenido por las sangrientas invasiones de tropas rusas como la de Hungría, en 1956, o la de Checoslovaquia, en 1968.
Pero no solo Europa fue víctima de las políticas expansionistas rusas. La URSS invadió Afganistán en 1979 y después de nueve años de guerra el reporte era de dos millones de civiles muertos y cinco millones fuera del país. Desató brutales guerras contra Chechenia, con cientos de miles de muertos; y contra Georgia, en apoyo de las regiones separatistas internacionalmente no reconocidas de Osetia del Sur y Abjasia (Osetia del Sur anunció recientemente que celebrará un referéndum para unirse a Rusia).
En la República de Moldavia, Rusia apoya a la región separatista de Transnistria y mantiene sus tropas en aquel territorio desde el año 1992 (la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa la declaró «área ocupada por Rusia»). Desde 2015, el ejército ruso participa en la guerra en Siria, al lado del régimen de Bashar Al-Assad, donde ha aplicado la misma estrategia de bombardear zonas civiles, hospitales y escuelas y ha dejado a su paso miles de muertos. De la misma forma, en 2016 se involucró en el conflicto militar de Libia.
Por lo tanto, la guerra en Ucrania no es una acción singular de Rusia, sino parte de una visión del orden mundial que la UE y todos los Estados democráticos rechazan categóricamente. Contamos con el apoyo de las naciones socias de América Latina para defender la supremacía del derecho internacional y agradecemos, una vez más, al Perú por votar y co-patrocinar las resoluciones de la ONU que condenan la agresión rusa contra Ucrania y suspenden a Rusia del Consejo de Derechos Humanos.