Australia y su política exterior sobre los derechos de las mujeres
Australia es uno de los pocos países que cuenta con una Embajadora dedicada exclusivamente a promover temas importantes para las mujeres y niñas en diversos foros; este liderazgo le ha permitido ganar influencia en discusiones internacionales sobre los derechos de las mujeres y los derechos humanos en general, nos dice Diana Nelson, la primera mujer en ocupar el cargo de embajadora de Australia en el Perú.
“En Australia la mujer es vista como una líder en temas de igualdad de género; realizamos activismo a nivel internacional y de enfoque de género en nuestras instituciones y en el trabajo que realizamos, pero también, en nuestros programas de ayuda y asistencia.
Asimismo, contamos con una Comisión Contra la Discriminación basada en sexo, liderada por Kate Jenkins, encargada de asesorar políticas de gobierno y promoción de la igualdad de género, cuyo objetivo es la lucha contra la discriminación basada en sexo y orientación sexual.
Sin embargo, a pesar de contar con legislación específica sobre el tema desde 1984 y, en la que se promueve la igualdad de género entre hombres y mujeres, aún existen barreras que las mujeres y niñas enfrentan como, por ejemplo, la diferencia en la remuneración y el difícil acceso a roles de liderazgo. Muchas mujeres cuentan con menos oportunidades de empleo debido a diferentes estereotipos relacionados a obligaciones domésticas y el cuidado de la familia. El acoso sexual y la violencia basada en género continúan amenazando el derecho básico de las mujeres a sentirse seguras y respetadas en el trabajo, en lugares públicos, en sus centros de estudio y en su hogar”.
¿Cuáles son las políticas en favor de la mujer que desarrolla el gobierno australiano?
Existe una Oficina para la Mujer, dependiente de la oficina del Primer Ministro, liderada por Marise Payne, quien es también nuestra Ministra de Relaciones Exteriores. Esta Oficina se encarga de trabajar transversalmente políticas y programas que promuevan la igualdad de género y mejorar las vidas de las mujeres australianas. Se enfoca en fortalecer la seguridad económica de las mujeres; promover su participación en posiciones de liderazgo y, lograr que ellas y sus hijos estén lejos de entornos violentos. Para ello existen diversas fuentes de financiamientos y becas. Además de nuestra participación en foros internacionales, tenemos una meta de contar con mujeres en el 50 % de las posiciones de toma de decisiones en el gobierno (47.9% en junio del 2019).
El gobierno también ha comprometido un presupuesto de más de mil millones de dólares para promover la empleabilidad de las mujeres, su participación en carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés); además de protegerlas contra la violencia de género, aumentar el presupuesto de salud y bienestar de las mujeres en cada etapa de la vida. El gobierno australiano también busca que el 80 % de su ayuda internacional este destinado a enfrentar temas de igualdad de género.
¿Cuáles son las cifras de la participación actual de la mujer en la política?
Las mujeres representan un poco más de la mitad de la población australiana. Actualmente son más las mujeres con educación secundaria y superior, de ese indicador, más mujeres que hombres se gradúan de la universidad con título de bachiller. Aproximadamente, el 61.1 % de mujeres participan en la fuerza laboral de Australia, representando el 46 % del total de personas empleadas. No obstante, solo el 25.5 % de los CEO son mujeres y el 30.5 % de gerencias están a cargo de mujeres; 35.2% de directorios no cuenta con presencia femenina alguna, comparado con 0.9 % de directorios sin hombres.
En temas de política, hemos sido el segundo país en el mundo en reconocer el derecho al voto de las mujeres, y los primeros en permitirles ser elegidas para el Parlamento en 1902. No obstante, las mujeres fueron electas para el Parlamento por primera vez en 1943; no fue hasta 1965 que las mujeres pudieron beber en público.
Hasta la década de 1960, las mujeres en el sector público y en muchas empresas privadas eran obligadas a renunciar a casarse. Esto, obviamente, ha cambiado con diversas leyes como la de 1984 y la ley de no discriminación basada en género en centros de trabajo del 2012; así, luego de las recientes elecciones, 35 % del parlamento federal está constituido por mujeres y 30 % del Gabinete son mujeres. También hemos tenido una Primera Ministra entre el 2010 y el 2013.
En minería, la mujer australiana representa el 16.1% del total de empleados. Se espera ver más técnicas y operadoras de maquinaria en el futuro. En cuanto al manejo del personal, las mujeres a cargo de este sector son el 14.8 % del total de trabajadores y en gerencia general, el 16.3 %. De igual modo, su representación es mínima en carreras STEM.
Australia ha realizado grandes avances en el tema de igualdad de género en términos de participación y representación, pero aún hay mucho por hacer.
¿Cuál es la situación de la mujer en Australia referente al tema de violencia?
La violencia machista sigue siendo una constante en todo el mundo. En promedio, una mujer a la semana es asesinada en Australia por su expareja o pareja actual. De acuerdo a datos de nuestra Comisión de Derechos Humanos, una de cada tres mujeres ha experimentado violencia sexual o física y una de cada cinco mujeres ha experimentado violencia por parte de sus parejas.
El 85 % de mujeres ha sido víctima de acoso sexual. Todo esto con consecuencias terribles para toda la sociedad. La KPMG hizo un estudio donde estimaban en 22 mil millones de dólares el costo de la violencia contra la mujer, esto sin contar otros factores de discriminación como origen étnico, discapacidades, entre otros. Australia cuenta con un Plan Nacional para reducir la violencia contra las mujeres y sus hijos; un plan de 12 años para conectar el trabajo realizado por el gobierno nacional y gobiernos regionales, organizaciones comunitarias y personas naturales para reducir significativamente la violencia de género y que las mujeres y sus hijos puedan vivir en seguridad.
Es claro que combatir la violencia es tarea de todos, hombres y mujeres, en casa, en centros de estudio, en centros de trabajo. Nuestro silencio es cómplice y no beneficia a nadie. Este mensaje ha sido tomado, por ejemplo, por organizaciones de la sociedad civil como el Instituto Male Champios of Change (MMC) que trabaja con personas influyentes como CEO y líderes políticos para redefinir el rol de los hombres frente a la desigualdad de género, apoyándolos para que promuevan lado a lado con las mujeres, acciones de cambio tanto en el sector privado como en el público.