Panamá combate el COVID-19 con importantes muestras de solidaridad

 “Este es un pueblo de gente noble”

En entrevista exclusiva para Bilateral Noticias, el Embajador del Perú en Panamá, Sr. Jorge Raffo Carbajal, comenta la loable acción de este país “en su  titánica lucha  contra la pandemia, pelea que lleva adelante con tesón y civismo sin dejar de ser solidario con América Latina”.

¿Cómo afronta Panamá la pandemia del COVID-19?

Con tesón y civismo; sin dejar de ser solidario con América Latina, ejemplo reciente de ello ha sido el viaje que, desde aquí, partió hacia Guayaquil y Quito -con personal, equipos y suministros médicos de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud- para paliar la tragedia que se desarrolló en esas hermanas latitudes. El gesto me tocó profundamente porque fui Cónsul General en Guayaquil por cinco años y conozco el temple y la fortaleza de la gente ecuatoriana  así como de la comunidad peruana que vive allá y que en estos momentos sufre el embate de la adversidad. Estoy convencido que saldrán adelante gracias a su propia valentía  y a la solidaridad continental. Panamá nos ha marcado la ruta.

¿Qué otras acciones ha podido usted identificar?

Un ejemplo digno de imitar en la línea del “Panamá Solidario” es la organización del desplazamiento civil de hombres y mujeres para reforzar el aislamiento voluntario. Precisamente un día antes de que el señor Presidente Vizcarra informase que hombres y mujeres no podrian salir hasta por lo menos el 12 de abril, el gobierno panameño anunció esa misma medida, en un intento por contener la propagación del COVID-19 en el país, uno de los más impactados en Centroamérica.

La diferencia está en que el Ministerio de Seguridad Pública, dada la condición del Istmo como puerta de ingreso del Océano Atlántico al Pacífico y uno de los hub comerciales más importantes en el mundo, dispuso horarios de salida condicionados al último número de la cédula o pasaporte. En Panamá, las mujeres solo pueden ir a supermercados, farmacias y bancos los lunes, miércoles y viernes; y los hombres, los martes, jueves y sábados mientras que en Perú los días son a la inversa. Igual, nadie puede salir de sus casas los domingos.

¿Cómo viene trabajando la Embajada con la comunidad peruana ante esta situación?

La Embajada y el Consulado General del Perú en Panamá siguen atendiendo, respetando al mismo tiempo la cuarentena total y el toque de queda que rige las 24 horas, a aquellos connacionales que no pudieron retornar al Perú como consecuencia del cierre del aeropuerto Jorge Chávez de la ciudad de Lima. Los compatriotas que se empadronaron a través del enlace www.consulado.pe, varados en Panamá, Aruba y St. Maarten vienen recibiendo apoyo humanitario, por encargo de la Cancillería peruana, que les permite cubrir ciertos gastos de alojamiento y/o alimentación, dependiendo de sus necesidades. Asimismo, a través de las líneas telefónicas y del celular consular de emergencia se atienden las diversas consultas de los connacionales residentes en el país.

¿Cuál es su análisis sobre el sector comercial y la repercusión del COVID-19?

Panamá es el paladín de las libertades fundamentales y del Estado de Derecho y, cómo acabo de afirmar hace un momento, uno de los hub comerciales más importantes en el mundo. Sin embargo, el verdadero desafío de la pandemia, a mi juicio, es su impacto sobre las instituciones democráticas. Sin democracia no tendremos garantizadas la libre empresa, la libertad de comercio ni la libertad de emprendimiento o la libertad personal.

¿Cuáles serían sus últimas reflexiones sobre este suceso sin precedentes en nuestra Historia?

Quisiera compartir una reflexión del historiador Noah Harari sobre esta afirmación publicada en el diario La Tercera de Chile hace pocos días atrás: “Se ha librado una gran batalla en los últimos años por nuestra privacidad. La crisis del coronavirus podría ser el punto de inflexión de la batalla. Para cuando las personas tienen la opción de elegir entre privacidad (derechos individuales) y salud, generalmente elegirán la salud. Pero pedirle a la gente que elija entre privacidad y salud es, de hecho, la raíz del problema. Esta es una falsa dicotomía. Podemos y debemos disfrutar tanto de la privacidad como de la salud. Podemos elegir proteger nuestra salud y detener la epidemia del coronavirus no instituyendo regímenes de vigilancia totalitaria, sino educando y empoderando a los ciudadanos.”